Palabra clave día 10: olfato

Ilustración de Isabela Rotundo @_unfacedart

La sabueso

Elena había desarrollado un súper olfato que, entre sus conocidos, la había hecho acreedora del sobrenombre la sabueso, sin embargo, lo que había comenzado como un juego, se le había convertido en una pesadilla al aumentar su capacidad olfativa de manera progresiva. Había perdido por completo el apetito y tenía dificultad para conciliar el sueño debido a la mezcla desagradable de olores que emanaban por todas partes de la ciudad.

 

La madre, procurándole descanso, la había mudado a otro lugar rodeado de bosques y lejos de la ciudad. Cuando Elena llegó a su nueva casa, no quiso decir nada pensando que estaba enloqueciendo, pero lo cierto es que había sentido un olor asqueroso y nauseabundo que provenía del jardín. Desesperada, comenzó a cavar sin descanso, y, mientras más cavaba, el olor putrefacto aumentaba. Los vecinos, incapaces de percibirlo y viendo tan extraño comportamiento, habían llamado a la policía.

 

Los agentes estaban sorprendidos del enorme foso que había cavado la delgadísima muchacha y trataron de interrogarla pero, después de permanecer un rato callada, desencajada y exhausta, comenzó a llorar con desconsuelo mientras evaluaba, para sus adentros, acabar con su miserable vida. Uno de los policías, conmovido por lo desmejorada y afligida que lucía, había bajado al fondo del enorme hueco para cavar un poco más y darle un espaldarazo. Su actitud animó a los vecinos que también bajaron a cavar. Poco rato después de aquella febril actividad, comenzó a sobresalir no una, sino muchas partes de cuerpos en diferentes grados de descomposición.

 



 

Ana María Rotundo

10 de octubre de 2023.

 

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