Introducción al Ensayo (2004)

Antes de copiar la introducción y, a continuación el ensayo, vale decir que ambos fueron escritos en marzo de 2004, y revisadas un par de veces entre abril y junio de ese mismo año.

Hasta hoy, dichos escritos habían permanecido guardados en una carpeta. No recordaba en detalle lo que contenían y al leerlos nuevamente reviví aquel momento en el que las escribí: ¡cuántas cosas diferentes a las esperadas acontecieron desde entonces!, eso le da a las palabras, además de su intrínseca capacidad de comunicar, un toque de magia encantador.

A continuación copio la introducción del ensayo:

Cuando me pregunto sobre alguna actividad que desearía realizar a futuro pienso frecuentemente en escribir un libro. Sueño escribir fluida y coherentemente para el deleite de quien disfruta la lectura, ello a pesar de no tener claro en este momento ni el estilo, ni la temática, ni los personajes, ni casi nada, lo cual me lleva a reconocer que el único sustento de ese sueño es el deseo de escribir, así es que sin elementos predeterminados y con escaso tiempo me he dedicado por ratos a escribir notas en la búsqueda, sin éxito, de encontrarme alguna habilidad para ello.

En ese camino he recibido críticas favorables a la capacidad de narrar las situaciones desde un punto de vista que resalta la gracia con la cual se presentan -creo justo mencionar antes de continuar que las críticas las he recibido de mi madre, hecho que ciertamente puede considerarse de poco peso a la hora de ponderar el elemento objetivo pero que se resuelve al ponderar el elemento poco dogmático del asunto-, y es que encontrar esa chispa de gracia que acompaña algunos momentos de la vida es más una elección que un evento espontáneo ya que he venido observando muy de cerca la facilidad con la cual en la interpretación de esos momentos se puede pasar de la comicidad a la tragedia y viceversa. Este tránsito fluye sin paralelismo en cualquiera de las dos direcciones enfrentándonos a la paradoja de que ideas esencialmente iguales se puedan ubicar en extremos opuestos haciendo de la comunicación un fenómeno difícil de lograr.

Es como preguntarse una y otra vez sobre el propósito de la vida y responderse una y otra vez que no está del todo claro, allí se puede concebir, en una dirección, un proceso de insatisfacción reiterativo que termina convirtiéndose en tragedia o entenderlo como un proceso de reflexión profunda que llega en algún momento para quedarse instalado indefinidamente dentro del plazo que esa vida le procure, asimilando que, el propósito de haber logrado la conciencia de esa duda se fundamenta en la finitud de la vida que pareciera exigirle un determinado resultado. Reconocer entonces que la duda llegó, se instaló y se quedará, o más aún, que siempre estuvo sin conciencia de su existencia nos permitirá dejarla estar sin resistirnos a ella.

Esta tolerancia a la duda permite que ella deje de ser una fuente constante de preocupación para convertirse en una grata compañía que agrega al yo, ese sujeto del cual tenemos certeza, un misterio que alivia el reconocer que no se conoce a ciencia cierta y mejor aún, nos permite asumir la madurez de nuestra adultez sin el trauma de haber tenido que tomar las riendas de nuestros destinos antes de ese reconocimiento. 

Diría entonces que este acto de escribir es en parte el logro de una cierta tolerancia a la incertidumbre, ya que no tengo la menor idea de lo que escribiré en cada oportunidad, es así como empezar un camino y dejarlo a ratos para luego reencontrarlo y volver a preguntarme hacía dónde me dirigía.  Hoy, en ese acto de preguntarme determinadas interrogantes trataba de averiguar si debía empezar a escribir conforme era mi deseo, y, comprendí que en la normal soledad de mis pensamientos podía acompañarme con el gerundio del verbo escribir abarcando cualquier asunto de mi interés, entendiendo además que a la distracción original que ofrece, se suman la buena compañía, el tiempo futuro de ejercer la autocrítica ó la confirmación del análisis si es que acaso el paso del tiempo no produce cambios en el enfoque de los asuntos que hoy me interesan.

Me decidí entonces por un ensayo y como soy un poco arbitraria en el uso del lenguaje, consulté primero el diccionario para asegurarme que lo decidido era en efecto un ensayo y resultó, para mi grata sorpresa, correcto, ya que estoy escribiendo sin necesidad de mostrar erudición en los asuntos tratados.  Así, debí enfrentar la primera dificultad consistente en escoger un tema entre los muchos que me acompañan sin confundir la escogencia con las prioridades entre ellos porque siendo diferentes resultan simultáneos y con toda seguridad, en algún momento del tiempo resultarán convergentes.

anama@elalmanotienegenero.com

Lo vivido hasta hoy, fue pasado y, se convirtió en futuro a través de un ensayo escrito

Comentarios

Emily Méndez

18.08.2018 23:07

Ana María sigue adelante con tu proyecto. Yo doy tan lineal que de ninguna manera se me va a ocurrir escribir, por eso admirto a todo el que tiene el don de hacerlo. Seguro leeré tu libro

Ana

30.08.2018 22:54

Gracias Emily, así lo haré. Un abrazo

Comentarios recientes

05.11 | 18:28

Buenas tardes, encantado de saludarte. Soy Jose
Quería escribirte porque me ha parecido interesante comentar contigo la posibilidad de que tu negocio aparezca cada mes en periódicos digitales como not

20.10 | 16:28

Un besote amiga!

20.10 | 08:04

Cómo describes a “tu Mimina” me transporta a esa pared para recordar a la mía, a quien adore, con la única diferencia que yo no pude separarme del muro.
Bello y emotivo relato.

06.10 | 21:22

Mi querida Venusita, muchas gracias por leerlo y escribirme. Muchos cariños 😘

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